(Contracara/Enrique Núñez)
Los regidores de izquierda Arturo Loyola y David Méndez Márquez ya dieron su brazo a torcer, por no decir que ya les llegaron al precio.
Su “visto bueno” respecto al nombramiento de María de la Luz Lima Malvido como asesora de seguridad del ayuntamiento.
Sobre todo, cuando ellos mismos reprobaron a Ardelio Vargas como asesor morenovallista, y ahora aprueban a quien probadamente fue copartícipe de torturas y tráfico de influencias.
Pero, por encima de todo, es increíble que avalen a una exactivista del grupo anticomunista el MURO, cuando ellos han sido supuestos defensores de los movimientos de izquierda y que supuestamente han luchado contra los grupos ultraderechistas.
En ese sentido, nadie como Lima Malvido para ejemplificar a una ultraderechista.
Pero todo tiene una explicación y una razón de ser.
Resulta que estos dos regidores ya recibieron sus premios por su complicidad.
A Loyola le dieron la Regiduría de Comunicaciones y a Méndez Márquez la de Obra Pública.
Eso, eso lo explica todo.
¡Éstos, a la vergüenza ni la conocen!
Los regidores de izquierda Arturo Loyola y David Méndez Márquez ya dieron su brazo a torcer, por no decir que ya les llegaron al precio.
Su “visto bueno” respecto al nombramiento de María de la Luz Lima Malvido como asesora de seguridad del ayuntamiento.
Sobre todo, cuando ellos mismos reprobaron a Ardelio Vargas como asesor morenovallista, y ahora aprueban a quien probadamente fue copartícipe de torturas y tráfico de influencias.
Pero, por encima de todo, es increíble que avalen a una exactivista del grupo anticomunista el MURO, cuando ellos han sido supuestos defensores de los movimientos de izquierda y que supuestamente han luchado contra los grupos ultraderechistas.
En ese sentido, nadie como Lima Malvido para ejemplificar a una ultraderechista.
Pero todo tiene una explicación y una razón de ser.
Resulta que estos dos regidores ya recibieron sus premios por su complicidad.
A Loyola le dieron la Regiduría de Comunicaciones y a Méndez Márquez la de Obra Pública.
Eso, eso lo explica todo.
¡Éstos, a la vergüenza ni la conocen!
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