El rostro dominical del bien común
Desalojan panistas de manera violenta a sus correligionarios inconformes, con la línea oficial de Acción Nacional.
Mario Martell
El “bien común” panista mostró su rostro dominical antes de pasar a misa. Los panistas modositos demostraron su capacidad para el zafarrancho, su inhabilidad para escuchar a sus detractores y la precariedad de la cultura de la “línea”. Ni las virtudes teologales ni “la patria ordenada y generosa” estuvieron ayer de lado de la asamblea municipal panista. Con su comportamiento los panistas sepultaron a Manuel Gómez Morín y volvieron larvario cualquier barrunto de discusión.
La designación de una nueva jefatura en el PAN municipal sufrió su primer descalabro, al ser impugnada la decisión de nombrar una delegación en lugar de un comité municipal.
La protesta de un grupo de militantes panistas culminó en un enfrentamiento. La mañana de este domingo grupos antagónicos del PAN fueron incapaces de dirimir de manera pacífica sus diferencias. Militantes panistas se enfrentaron debido al descontento por la designación de una delegación en lugar de un comité municipal.
Una vez que hizo uso de la palabra Jorge Saldaña Romero, uno de los candidatos a dirigir el Comité Directivo Municipal del PAN, un grupo de panistas encabezados por el asesor jurídico de Panistas con la Sociedad, Arturo Espinosa, irrumpieron con pancartas en la que exigían el establecimiento de un comité y no de una delegación.
Los acompañantes de Arturo Espinoza desplegaron cartulinas impugnando el sentido de la asamblea con leyendas como: “Delegación dividida por compromisos”, “Antes que los intereses individuales unamos a nuestro partido”, “Continuidad de comité sí, delegación no”, “Delegado=compromiso sin fuerza”.
Con el rostro descompuesto desde la primera fila un grupo de “notables”, escudriñaban las pancartas, Antonio Sánchez Díaz de Rivera, Ana Teresa Aranda, Eduardo Rivera Pérez, Jorge Ocejo Moreno y el dirigente estatal panista, Juan Carlos Mondragón.
La protesta de un sector de los delegados panistas originó un “zipizape”. Los organizadores de la asamblea demandaron a los panistas inconformes desarticular su protesta.
Las consignas en contra de la designación de un comité cimbraron la asamblea. Los demás delegados respondieron con abucheos y demandaron el desalojo de la tribuna.
Ante la ausencia de orden para continuar la sesión y de liderazgos panistas, el senador de la República, Jorge Ocejo Moreno, pidió de manera enérgica el regreso de la civilidad a la asamblea, pero fue ignorado.
Misma suerte corrió el dirigente saliente del PAN, Jorge Arrubarena, quien demandó el uso de los mecanismos de queja institucionales.
La respuesta para los panistas inconformes con la “línea” oficial, fue el desalojo.
Otro grupo de panistas desalojó a los panistas inconformes con la designación de una delegación. A gritos, empujones, manotazos y con violencia física los panistas poblanos le dieron una nueva definición al concepto de “bien común”, los panistas afines a la conformación de una delegación y simpatizantes de Miguel Méndez, el candidato consentido para obtener el puesto, desalojaron a los detractores de la propuesta oficial.
El desencuentro a esas alturas era ya total. El grupo panista conforme con la “línea” oficial desalojó a los disidentes. Arturo Espinosa fue sacado a rastras de la asamblea, mientras denunciaba que su integridad física estaba en riesgo.
El panismo exhibió que está adiestrado para el “rescate” de las tribunas ante las protestas, aunque esto conlleve demostrar la cultura de guardia sacaborrachos.
En suma, la democracia panista mostró su rostro violento, su dificultad para dirimir diferencias a través del diálogo y las fisuras de la cultura de la “línea”.
Luego del desalojo violento del militante panista, Arturo Espinosa y de sus acompañantes, la asamblea municipal del PAN continúo. Los asistentes a la asamblea aprobaron que el delegado del PAN en el comité municipal fuera el candidato oficial, Miguel Méndez Gutiérrez. Jorge Saldaña Ramos obtuvo 78 votos y Jorge Duque Noriega consiguió 65 sufragios. Los asambleístas anularon 24 votos.
No obstante de acuerdo a los lineamientos del PAN el voto sólo tuvo un carácter indicativo y deberá ser ratificado o no por el Comité Ejecutivo Nacional del PAN.
Luego de la asamblea, a la hora de las declaraciones, los dirigentes panistas “se rasgaron las vestiduras” condenando el comportamiento violento de sus correligionarios.
El secretario general del PAN, Marcos Castro, pidió sancionar a Arturo Espinosa Martínez y a sus acompañentes. En el mismo tono se pronunció el senador, Jorge Ocejo Moreno; la exdirigente panista, Ana Teresa Aranda; y el presidente saliente del PAN, Bernardo Arrubarena.
Desalojan panistas de manera violenta a sus correligionarios inconformes, con la línea oficial de Acción Nacional.
Mario Martell
El “bien común” panista mostró su rostro dominical antes de pasar a misa. Los panistas modositos demostraron su capacidad para el zafarrancho, su inhabilidad para escuchar a sus detractores y la precariedad de la cultura de la “línea”. Ni las virtudes teologales ni “la patria ordenada y generosa” estuvieron ayer de lado de la asamblea municipal panista. Con su comportamiento los panistas sepultaron a Manuel Gómez Morín y volvieron larvario cualquier barrunto de discusión.
La designación de una nueva jefatura en el PAN municipal sufrió su primer descalabro, al ser impugnada la decisión de nombrar una delegación en lugar de un comité municipal.
La protesta de un grupo de militantes panistas culminó en un enfrentamiento. La mañana de este domingo grupos antagónicos del PAN fueron incapaces de dirimir de manera pacífica sus diferencias. Militantes panistas se enfrentaron debido al descontento por la designación de una delegación en lugar de un comité municipal.
Una vez que hizo uso de la palabra Jorge Saldaña Romero, uno de los candidatos a dirigir el Comité Directivo Municipal del PAN, un grupo de panistas encabezados por el asesor jurídico de Panistas con la Sociedad, Arturo Espinosa, irrumpieron con pancartas en la que exigían el establecimiento de un comité y no de una delegación.
Los acompañantes de Arturo Espinoza desplegaron cartulinas impugnando el sentido de la asamblea con leyendas como: “Delegación dividida por compromisos”, “Antes que los intereses individuales unamos a nuestro partido”, “Continuidad de comité sí, delegación no”, “Delegado=compromiso sin fuerza”.
Con el rostro descompuesto desde la primera fila un grupo de “notables”, escudriñaban las pancartas, Antonio Sánchez Díaz de Rivera, Ana Teresa Aranda, Eduardo Rivera Pérez, Jorge Ocejo Moreno y el dirigente estatal panista, Juan Carlos Mondragón.
La protesta de un sector de los delegados panistas originó un “zipizape”. Los organizadores de la asamblea demandaron a los panistas inconformes desarticular su protesta.
Las consignas en contra de la designación de un comité cimbraron la asamblea. Los demás delegados respondieron con abucheos y demandaron el desalojo de la tribuna.
Ante la ausencia de orden para continuar la sesión y de liderazgos panistas, el senador de la República, Jorge Ocejo Moreno, pidió de manera enérgica el regreso de la civilidad a la asamblea, pero fue ignorado.
Misma suerte corrió el dirigente saliente del PAN, Jorge Arrubarena, quien demandó el uso de los mecanismos de queja institucionales.
La respuesta para los panistas inconformes con la “línea” oficial, fue el desalojo.
Otro grupo de panistas desalojó a los panistas inconformes con la designación de una delegación. A gritos, empujones, manotazos y con violencia física los panistas poblanos le dieron una nueva definición al concepto de “bien común”, los panistas afines a la conformación de una delegación y simpatizantes de Miguel Méndez, el candidato consentido para obtener el puesto, desalojaron a los detractores de la propuesta oficial.
El desencuentro a esas alturas era ya total. El grupo panista conforme con la “línea” oficial desalojó a los disidentes. Arturo Espinosa fue sacado a rastras de la asamblea, mientras denunciaba que su integridad física estaba en riesgo.
El panismo exhibió que está adiestrado para el “rescate” de las tribunas ante las protestas, aunque esto conlleve demostrar la cultura de guardia sacaborrachos.
En suma, la democracia panista mostró su rostro violento, su dificultad para dirimir diferencias a través del diálogo y las fisuras de la cultura de la “línea”.
Luego del desalojo violento del militante panista, Arturo Espinosa y de sus acompañantes, la asamblea municipal del PAN continúo. Los asistentes a la asamblea aprobaron que el delegado del PAN en el comité municipal fuera el candidato oficial, Miguel Méndez Gutiérrez. Jorge Saldaña Ramos obtuvo 78 votos y Jorge Duque Noriega consiguió 65 sufragios. Los asambleístas anularon 24 votos.
No obstante de acuerdo a los lineamientos del PAN el voto sólo tuvo un carácter indicativo y deberá ser ratificado o no por el Comité Ejecutivo Nacional del PAN.
Luego de la asamblea, a la hora de las declaraciones, los dirigentes panistas “se rasgaron las vestiduras” condenando el comportamiento violento de sus correligionarios.
El secretario general del PAN, Marcos Castro, pidió sancionar a Arturo Espinosa Martínez y a sus acompañentes. En el mismo tono se pronunció el senador, Jorge Ocejo Moreno; la exdirigente panista, Ana Teresa Aranda; y el presidente saliente del PAN, Bernardo Arrubarena.
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