jueves, 16 de julio de 2009

Leo Brouwer

1. Mtro. Leo Brouwer, músico cubano homenajeado.

2. Lic. Pedro Ocejo Tarno, Director General del IMACP.

3. Mtro. Flavio Guzmán Sánchez, Director de la Escuela de Artes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla


La ciudad de Puebla se viste de gala, al recibir a tan destacado personaje y permítanme hacer un breve comentario acerca de nuestro invitado.

Hablar de Leo Brouwer obliga hacer una observación sobre la aportación que éste músico universal y desde luego cubano, ha hecho a la música contemporánea. Cuando un estudiante de guitarra realiza sus estudios, es inevitable que se enfrente a los ejercicios que para éste mismo instrumento hizo este compositor. No hay forma de entender que alguien, quien quiera que sea, se trate de formar como músico o estudiante de esta disciplina sin haberse encontrado con alguno de sus estudios para guitarra. Desde la afinación y de ahí en adelante, hasta movimientos más complejos. Brouwer, se convierte en un referente obligado es imprescindible para avanzar y no hay forma de, ya no digamos que evitarlo, simplemente de asumirlo como parte de una cátedra. Brouwer como compositor, es autor de Estudios simples, que del uno al veinte (como en la poesía es inevitable también, el poemario de Neruda) y con ello ampliar los requerimientos técnicos de la ejecución en la guitarra. Con estos estudios Brouwer produjo sin duda una obra mayor en el desarrollo de la técnica en la guitarra, haciéndolos no solo técnicamente sino también altamente musicales.

Su encuentro con las disonancias es altamente productivo. Y el orientar y encontrar su música con Igor Stravisnky o algunos genios más, es inevitable y diría que hasta necesario. La fusión que de ello deriva en la amalgama con sus raíces afro-cubanas tiene como resultado de esta mezcla que aterriza en el Elogio a la Danza y el tributo que nos hace de manera magistral desde finales de los años 60 a la música popular, al frente del Departamento de Música del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, donde crea, el Grupo de Experimentación Sonora precisamente del ICAIC, que reunió a varios creadores jóvenes cubanos - entre ellos, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés - no es posible hablar de las música popular, sin hacer referencia a la gran aportación que compositores de su talla y su talento han dado a la música actual y la referencia obligada a los grandes maestros de la música. Su rítmica, como es de entender, se arropa en el son cubano y es obvio que no puede ser de otras manera, así, corporaciones musicales como Irakere o los Van Van, traen a la música popular su inevitable influencia y su gran talento. ¿Quién diría que lo popular está reñido con la calidad? Esa quizás sea su mayor aportación. No solo la técnica. No solo la referencia, sino su mano sobre la banda sonora de innumerables películas en donde su aportación se desparrama y nos gratifica y reconforta. Así, simplemente.

Desde su tributo a los Ballets Rusos y hasta su Monograma y el uso y dispendio de la incertidumbre o el Canticum que obligadamente refiere a Kafka y su metamorfosis de la mano de un cambio sorprendente en la afinación de la cuerda de Mi, a su bemol y como consecuencia una serie de piezas que son verdaderas obras de arte, como sus Conciertos para guitarra, y continuar con Parábola y Tarantos, para caer en el dodecafonismo y su abrevación en músicos contemporáneos como Luigi Nono y Iannis Xerankis, que como él, fueron irreverentes ante el sistema que les tocó vivir y así, de manera simple, convertirse en referente a sus coetáneos. De ahí su vocación por el serialismo, como forma continuada de hacer de una obra, una serie de obras que arrojen un movimiento perpetuo. Sus arreglos a otras obras son magistrales y se reflejan en su periodo reciente, conoce y palpa la música de su tiempo, la enriquece y eleva a niveles insospechados. Rehace las obras y las viste de gala. La guitarra es un instrumento que en sus manos adquiere una dimensión distinta, que de manera grata y plena nos subyuga, nos arrebata y nos identifica. Escudriña en nosotros de manera rotunda, como pieza inevitable. Gracias señor Brouwer, gracias por tantas cosas que por fortuna nos toca vivir de manera directa e indirecta debido a su enorme ingenio y dedicación. Gracias porque sí, Gracias porque nuestra ciudad es distinguida por su presencia entre nosotros.

Muchas gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario