lunes, 4 de octubre de 2010

A 42 años del 68, ahora los jóvenes sufren violencia, pobreza y los tildan de “ninis”


Integrantes de la Brigada 68 posaron para la foto junto a la escultura alusiva al movimiento, levantaron el puño izquierdo al aire y sostuvieron que después de 42 años la lucha sigue / Fotos Abraham Paredes
JAVIER PUGA MARTÍNEZ

Este sábado fue inaugurado el parque cultural “Movimiento Estudiantil de 1968”, durante la conmemoración de los hechos sangrientos que acabaron con la vida de cientos, quizás miles, de jóvenes la tarde del 2 de octubre de ese año.

Para quienes sobrevivieron a la represión más violenta emprendida por el gobierno mexicano en contra de la lucha social contemporánea, la creación de este espacio y todo lo que representa tiene una meta principal: que nunca más ocurra una masacre como la de aquella noche en la plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.

¿Existe la posibilidad de que una igual de brutal represión por parte del Estado mexicano en contra de sus ciudadanos ocurra nuevamente? Armando Domínguez Márquez, uno de los principales promotores para la creación de este parque como integrante de la Brigada 68, cree que no será así, a pesar de que la situación del país para los jóvenes y para el resto de la sociedad es más difícil que hace 42 años.

Sin embargo, lo que sí existe es una preocupación por la actitud que tienen amplios sectores sociales de indiferencia y de menosprecio por lo que sucede en el país, como los abusos e impunidad que se cometen desde el poder, la entrega de la nación a los intereses extranjeros, las mentiras y la demagogia de los políticos, entre otros males, expresó.

No es posible, agregó, que luego de 200 años de que México existe como nación independiente estemos celebrando que el país se haya reducido a la mitad, entregado al clero, fundamentalista, sin un proyecto de integración pero que además es un país racista.

“Los indígenas están marginados, los estudiantes no tienen cupo en las universidades, la pobreza alcanza 68 por ciento de la población, y vergonzosamente a nuestros jóvenes, a 7 millones y medio de ellos, se les dice ‘ninis’, lo cual ya es peyorativo. En el 68 los jóvenes eran socialmente pensantes, ahora ni a escuelas llegan, que te llamen así es porque no eres nadie”, subrayó.

En ese sentido, para Domínguez Márquez la conmemoración del 2 de octubre adquiere especial relevancia porque se hace con ese entusiasmo universitario, en el amplio sentido de la palabra, porque ese movimiento sigue vigente y sigue siendo retomado por las nuevas generaciones.



Los jóvenes: entre la indiferencia y la televisión

Para el antropólogo Julio Glockner Rossainz, el gobierno mexicano difícilmente podría usar nuevamente al Ejército en contra de su población como en 1968, ya que el país está en un contexto económico, político y cultural muy distinto.

Consideró que existen algunos grupos de jóvenes que sí están preocupados por los temas de la agenda nacional, pero la gran mayoría de ellos está sumida en una profunda indiferencia que para la generación del 68 resulta inexplicable.

“El país se está cayendo a pedazos, y ellos son los primeros en sufrir esta consecuencia, porque no tienen trabajo, no hay acceso a la educación superior, la pobreza crece de manera escandalosa; hay una violencia sin fin, y sin embargo no hay una respuesta de los jóvenes, una que sea organizada y con claridad política”, puntualizó.

El investigador de la Universidad Autónoma de Puebla subrayó que está situación estaría ligada, al menos en gran parte, al proceso que han padecido las universidades mexicanas desde el 68 a la fecha: se fomentó el individualismo con premios y estímulos a la excelencia académica, la competitividad y la idea del líder exitoso descompuso la reflexión, la colaboración colectiva y el trabajo comunitario, así como la preocupación por los problemas sociales, lo cual, consideró, es grave.

Por si fuera poco, en este escenario la televisión juega un papel importante, pues su poder ideológico es tal que el dueño de Televisa, Emilio Azcárraga, va a decidir quién será el próximo presidente de la República, lo cual ya es escandaloso, y eso es lo que el país está viviendo, señaló Glockner Rossainz.

La presencia del Ejército en las calles, con el pretexto de la guerra contra la delincuencia organizada que emprendió el actual gobierno federal, no sería un factor para que éste atacara nuevamente a la población como en el 68, pues se trata de una violencia diseminada que no es política, sino que tiene que ver con intereses económicos “y de mafias en las que por cierto están implicados muchos políticos”.

Consideró que es alentador que existan movimientos de izquierda, como el de Andrés Manuel López Obrador, donde la participación de los jóvenes es importante, pero no con la amplitud que se quisiera.

“El discurso de la izquierda debería ser más atractivo porque es, en buena medida, anacrónico. Se señalan los problemas sociales con mucha puntualidad; el programa de López Obrador es muy certero, pero hay problemas que a los jóvenes les interesan pero la izquierda los elude: la sexualidad, el uso de drogas y otros más que están soslayado.



Un monumento para recordar

Para Joaquín Conde García, el creador de la escultura develada este sábado en honor a los que murieron el 2 de octubre de 1968, y de quienes continuaron con el movimiento, fue difícil plasmar en una obra tantas muertes y tantos nombres que, aseguró, sólo se remitió al hecho que ocurrió ese día para materializar su obra.

Resaltó que si bien la historia contemporánea de México no se registra en hitos como parques o calles, y a diferencia del resto de nuestra historia, procesos o movimientos sociales de la actualidad son olvidados al día siguiente debido a la rutina cotidiana, el del 68 fue un hito mundial, que en nuestro país fue muy cruel, pero que dio pie a una apertura social que busca equidad y cuya documentación histórica puede ser encontrada en internet.

Los rostros que aparecen en su escultura, ubicada en el bulevar Xonaca y la avenida 24 Sur de esta ciudad capital, no representan en particular a alguien, pero sí tienen que ver con lo que todos los mexicanos buscan: un mejor país. “Por eso parece una flama, siempre en movimiento, porque los movimientos sociales son perennes”, puntualizó.

“Este monumento se tendrá que defender por sí solo. Tendrá que marcar su propio espacio y será quien se lo gane. La gente que pase todos los días por este lugar podrá respetarlo o no, y lo hará suyo o no. Va a ser de ellos”, aseguró Conde.


Con el puño izquierdo al aire

Este sábado, en el parque Movimiento Estudiantil, se mezcló la indignación, la nostalgia y la esperanza en los discursos de cada uno de los oradores. Una vez develada la escultura alusiva, al pie de ésta se formaron para la foto los integrantes de la Brigada 68, que en ese año eran jóvenes estudiantes universitarios de Economía, Derecho, Física, Química, Historia, Arquitectura, Antropología y otras áreas, unos en la UNAM, otros en la UAP y unos más comenzarían sus estudios superiores al poco tiempo.

Hoy son investigadores y profesionistas en activo, pero también son padres y abuelos que permiten que la democracia les llegue hasta la cabeza al no ocultar sus canas.

Ahí volvieron a reunirse para volver a levantar el puño izquierdo al aire y sostener que, después de 42 años, la lucha sigue.

Unos, emocionados hasta las lágrimas; otros, con la esperanza de continuar pugnando por un proyecto nacional que logre ese cambio que esperan desde hace tiempo. Otros más, con el recuerdo de aquellos que dejaron al movimiento por la vida cómoda, sin preocupaciones y de privilegios.

Al final todos estuvieron ahí, con la grata sensación de volver a escuchar la música de los Beatles que tan de moda estaba en aquellos años, pero también la seguridad que les dio entonar el himno nacional y confiarse entre sí que la creación del parque sólo fue un paso más, porque la lucha nunca termina.

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