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Actualizada : 27 de Septiembre de 2010
por: Alejandro Camacho Fierro
Para el regidor del PRD Jaime Cid Monjaraz, llegó demasiado tarde la aprobación del dictamen para declarar a la zona de La Calera como zona protegida, pues a pesar de que en marzo de 2008 se envió el dictamen para proteger 3 mil 200 hectáreas de bosque, dos años después se perdió 60 por ciento del mismo y ahora sólo se podrán salvar 138 hectáreas, lo cual es mínimo por la gravedad que representó la construcción de viviendas por parte de inmobiliarias y la tala clandestina de la zona.
De lo anterior, culpó a la regidora del PAN Isabel Ortiz Mantilla, quien a través de sus protagonismos retrasó la aprobación del dictamen por dos años.
Además, destacó desde el 7 de marzo de 2008 se envió la recomendación urgente para declarar como reserva la zona de La Calera ante la Comisión de Ecología, presidida por Isabel Ortiz Mantilla, quien pretextó aguardar porque se requería un análisis a fondo, permitiendo que se perdiera tiempo y se definiera dos años después, lo cual ocasionó que se siguiera presentando la devastación forestal de la zona a cargo de constructoras de viviendas.
Cid Monjaraz aseveró que esta iniciativa ya contaba con el aval del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder), por lo que no había necesidad de retrasar la propuesta.
“Los argumentos que presentó en su momento Isabel Ortiz Mantilla eran muy pobres, sólo se limitó a decir que era apresurado, que había hacer un estudio a fondo y con más información, por lo que los demás integrantes de la comisión se opusieron a sus motivos para retrasar el dictamen.”
En el documento de la propuesta original, en poder de Intolerancia Diario, que data de marzo de 2008, los regidores integrantes de la Comisión de Ecología (Jaime Cid Monjaraz, Rodolfo Pacheco Pulido y Enrique Chávez Estudillo) propusieron lo siguiente a la titular de la comisión, Isabel Ortiz Mantilla, quien en su protagonismo prefirió “dar largas” hasta septiembre de 2010.
En su primer punto se establece que “han existido políticas derivadas de diversos instrumentos de planeación urbana, como la política de Consolidación del Centro de Población, con el objetivo de lograr un crecimiento futuro intensivo contenido en el Programa de Desarrollo Urbano de la ciudad de Puebla 1999-2002, que provocaron que la zona de La Calera —mucho tiempo considerada en programas de desarrollo urbano oficiales como zona de reserva, zona verde, parque urbano— al no ser apropiada para el desarrollo de áreas urbanizadas, fuera perdiendo interés de protección”.
El escrito detalla que en la zona de La Calera y Lomas de San Alfonso se fueron generando asentamientos, colonias y fraccionamientos progresivos sin una integración vial adecuada entre unas y otras, sin cumplir con los requisitos establecidos en la normatividad en cuanto a desarrollo urbano.
Pese a las protestas sistemáticas y movilizaciones de vecinos ante autoridades municipales, estatales y federales, provocadas por el derribo de árboles para la urbanización del fraccionamiento residencial Pedregal de la Calera y del conjunto habitacional Lomas del Ángel del Consorcio Ara primera sección, el 24 de diciembre del 2004 el Periódico Oficial del Estado publicó un acuerdo de Cabildo:
“El dictamen de la Comisión de Desarrollo Urbano, Obras y Servicios Públicos del ayuntamiento del municipio de Puebla, por el que se aprobó y autorizó el cambio de uso de suelo de zona de preservación ecológica a habitacional para el predio ubicado en la fracción restante del rancho San Felipe sin número, al sureste de la zona militar, entre el cerro Tepozochitl y el cerro Toltepec, de esta ciudad para el desarrollo del conjunto habitacional Galaxia La Calera.”
Los argumentos utilizados en el dictamen fueron:
a. La existencia de un importante déficit de vivienda.
b. La necesidad de generar proyectos que posibiliten un desarrollo equilibrado
c. La importancia de crear reserva territorial para el crecimiento ordenado aprovechando la infraestructura que genera la construcción del Periférico.
En dicho dictamen no se valoró la función ecológica de la zona, ni las recomendaciones sobre la importancia de conservar las áreas naturales circundantes y la redensificación hacia el interior de la ciudad como lo marcaba el Programa de Desarrollo Urbano de la ciudad de Puebla vigente en aquel momento.
Las acciones de urbanización en esta zona provocaron que grupos de vecinos inconformes por el derribo de los árboles —ante la indiferencia de las autoridades de los tres niveles de gobierno— acudieran ante integrantes de la LX Legislatura, quienes el 13 de diciembre del 2007 presentaron un punto de acuerdo.
Letra muerta
Tras la postura de urgente para preservar a la zona, se propusieron estrategias que se debieron llevar a cabo desde 2008 para proteger la zona y que estas simplemente se retrasaron hasta este año:
Primero. Se exhorta a la Procuraduría General de Justicia del estado de Puebla, a la Delegación de la Profepa y a la Dirección estatal de la Conagua —ambas en Puebla— a garantizar el respeto a la zona forestal del bosque de Lomas de San Alfonso ejerciendo, en el ámbito de sus facultades y competencias, las sanciones que conforme a derecho correspondan, así como a realizar una mesa de diálogo con los colonos de la zona.
Segundo. Se exhorta al Ejecutivo estatal a realizar una auditoría al municipio de Puebla en la expedición de permisos o licencias para construcción, que señale la responsabilidad de quienes intervinieron en el presente asunto.
Tercero. Se declara zona de preservación Ecológica La Calera ya que es de urgente necesidad.
Cuarto. Que la administración municipal realice las acciones jurídicas administrativas necesarias para cumplir dicho acuerdo.
El Programa Municipal de Desarrollo Urbano Sustentable de Puebla, publicado en el Periódico Oficial el 6 de junio del 2007, define la zona en la que está situada la masa arbórea que corresponde al polígono de urbanización, con “Preservación del Patrimonio Natural”. A continuación se exponen los principales rasgos que definen este polígono:
• Presenta importantes características de biodiversidad que resaltan la importancia de su protección; una de ellas es la presencia de bosques centenarios de encino los cuales, a nivel nacional, se consideran los más importantes refugios para la fauna.
• Este polígono tiene una de las pocas áreas naturales que fungen como pulmones para la zona urbana, que implica recreación, salud ambiental e interacción del ser humano con zonas verdes.
• Conviene su protección porque puede sumarse al área natural estatal protegida Flor del Bosque, incrementando su superficie y por supuesto el hábitat para diferentes especies.
• Forma una parte intermedia de un corredor biológico más grande que está constituido por La Malinche y la Sierra del Tenzo, donde se representan diferentes tipos de vegetación a lo largo de un gradiente altitudinal que va de los mil 600 (partes bajas del Tenzo) a más de 4 mil metros sobre el nivel del mar (en las cumbres de La Malinche), y por lo tanto se incrementa el número de especies de fauna y los tipos de vegetación.
• Ofrece servicios ambientales que son fundamentales para la calidad de vida de sus habitantes, como la absorción de agua hacia los mantos acuíferos, la captación de carbono, liberación de oxígeno, regulación del clima.
El negocio de constructoras
Desde hace algunos años y de manera paulatina la zona ha sido deteriorada por el crecimiento urbano, por la especulación inmobiliaria que no ha sido regulada ni se apega a las normas ambientales de la entidad y la Federación.
Estas formas de expandir la ciudad obedecen a una lógica lapidaria, sin pensar en los daños ambientales ya que se ha urbanizado con la finalidad de obtener del suelo la mayor rentabilidad económica a costa de los ecosistemas del lugar y en detrimento de la calidad de vida de la población, y pese a las protestas de vecinos de la misma zona por el derribo de árboles desde hace aproximadamente siete años, cada vez que una empresa constructora pretende o llega a desarrollar un nuevo proyecto inmobiliario y empieza a talar la zona.
De acuerdo con el dictamen que recién aprobó el Cabildo el 14 de septiembre pasado, dentro de las 138 hectáreas están los cinco fraccionamientos de viviendas de lujo y de de interés social que autorizaron para su construcción las pasadas dos administraciones municipales:
El Pedregal de La Calera, con 4.1 hectáreas y 3 por ciento del total; Lomas del Ángel, con 5.3 hectáreas y 3.8 por ciento; Galaxia La Calera, con 52 hectáreas y 38.2 por ciento; Jardines de la Montaña, con 50 hectáreas y 36.6 por ciento; Los Héroes Chapultepec, con 25 hectáreas y 18.2 por ciento restante.
Los fraccionamientos populares Galaxia La Calera, de la constructora Diarel, y Jardines de la Montaña, de la constructora Alteq, concentran juntas 74.8 por ciento de las 138 hectáreas que protegerá ahora el gobierno municipal a pesar de las anomalías que fueron señaladas por los vecinos, por los grupos ambientalistas que se opusieron a su construcción y por los regidores en el Cabildo poblano que señalaron las irregularidades de los cambios de uso de suelo así como de los permisos de construcción.
En 2008, exonerana Alteq de incendio
Galaxia continúa presentando problemas pues a la falta de agua potable, seguridad y de otros servicios públicos, también se suma la contaminación que genera en las barrancas aledañas por carecer de un sistema de drenaje.
En tanto, Alteq fue exonerada por la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente en 2008, luego del incendio que daño varias hectáreas de pastizales y a decenas de encinos que se encontraban justo donde ahora existen las viviendas de este desarrollo.
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